El EGO y sus subpersonalidades

El EGO y sus subpersonalidades

Cuando nacemos, estamos vacíos, por así decirlo, de creencias, pensamientos y simplemente SOMOS. Somos nuestra Esencia. Nuestro Yo auténtico.

A medida que vamos cumpliendo años, las creencias del entorno, de los padres, de los educadores, de la sociedad… van dejando su granito de arena y nosotros empezamos a crear un nuevo yo con toda esa información.

¿Qué es el Ego?

El EGO en latín significa YO.

Según transcurren los primeros años de vida vamos olvidando poco a poco quien somos en esencia para crear a un falso yo, ese Yo llamado Ego, el cual ha recopilado en su memoria todos los estímulos recibidos del exterior que piensa, siente y actúa en base a toda esa información,  y que no tiene nada que ver con lo que somos en Esencia.

Llegamos a identificarnos tanto con él, que nos creemos que somos nuestro Ego y que su modelo de la realidad es nuestra realidad.

Estar atrapado en el Ego supone estar centrado en uno  mismo. Eso es el Egocentrismo. Nos creemos que el mundo gira a nuestro alrededor y queremos que éste se adapte a nosotros. Que no haya colas en el supermercado, que los semáforos estén en verde, que no haya atasco por donde yo voy, etc.

Con las personas igual, si me ayudas entonces te acepto y si me perjudicas, te rechazo. NO es cuestión de ayudar o perjudicar, es que simplemente su modelo de comportamiento difiere del nuestro y eso nos cuesta aceptarlo.

Y de esa manera el Ego se hincha cada vez más.

Diferencia entre el Yo verdadero y el Ego

Los Egos no cesan en su murmullo mientras que la paz, la calma y el silencio quedan reprimidas en las profundidades del alma, donde se encuentra la Esencia de nuestro Ser. Para acceder a nuestro Ser esencial debemos primero acallar las voces que brotan continuamente de nuestra mente.

EL YO verdadero, Yo autentico o Ser Esencial es lo que realmente somos. Representa a esa vocecita que viene de nuestra mente sabia, tranquila y pacífica.           Solo observa, ni juzga, ni analiza ni cuestiona, tan solo es presencia en busca de  armonía entre nuestro interior y el mundo, apostando por el crecimiento y la contribución a los demás.

El Ego da vida al egoísta, al tirano, al déspota y al  insolente cuya única misión es la de sobrevivir a costa de lo que sea y de quien sea. Su único propósito es conseguir su propio placer y cumplir su misión. Sin embargo el El ego tiene muchas subpersonalidades con las que se enfrenta al mundo. Según el papel que necesite representar en su realidad, escogerá a una u otra.

Las diferentes subpersonalidades del Ego

Son muchos los diferentes roles  o subpersonalidades del Ego, que se ponen una máscara para interpretar cómo queremos mostrarnos al mundo. Hay tantas máscaras como diferentes conductas tenemos. Dependiendo de la situación, del momento, de con quién estemos o del lugar, sacaremos una u otra.  Incluso cada subpersonalidad lleva implícito su propio vocabulario y lenguaje corporal.

Probablemente no actúas igual ni tienes el mismo comportamiento en los diferentes escenarios en los que te mueves día a día. No es lo mismo el papel que interpretas con la familia (el cariñoso, el amable…), como en el trabajo (el responsable, el comprometido…), cuando interactúas con desconocidos (el interesante, el simpático…) o cuando das una conferencia (el valiente, el seguro…).

Te expongo algunos de los roles más frecuentes con los que podrías estar  interpretando tu falsa identidad para relacionarte con la vida;

  • El PROTECTOR:  Ese Ego que encuentra peligro en todas partes y en su afán de protección te invita a quedarte en tu zona de confort. No le gusta arriesgar. ¡Ten cuidado!, ¡Te vas a caer! ¡No sabes lo que va a pasar!…
  • El INTELECTUAL: El que quiere aparentar ante los demás. Necesita reconocimiento. ¡Yo estudié dos carreras!, ¡trabajo en una empresa importante!…
  • El CONTROLADOR: El ego que quiere tener todo bajo control, no le gusta la incertidumbre y mantiene alerta constantemente. ¡En cuanto llegues me llamas!, ¡No hagas nada sin antes decírmelo!
  • El ENVIDIOSO: Es el Ego que se siente mal con los triunfos de otros. ¡Quiere aparentar más joven de lo que es!, De donde habrá sacado tanto dinero…
  • El PREPOTENTE: Es el que más sabe de todo en todos los aspectos.  ¡No he pedido tu opinión!
  • El ORGULLOSO: Aparece para mostrarse como el mejor de todos. Es muy competitivo. Discute mucho. Aparece  para evitar pedir perdón. Siempre quiere tener razón. ¿Acaso dudas de lo que digo?
  • El SABELOTODO: Él que más sabe de todo. Opina independientemente del tema que se hable. ¡Eso ya lo sabía yo!, ¡Ya te lo dije yo!
  • El MANIPULADOR:  Es capaz de lo que sea con tal de que las cosas se hagan a su gusto y forma. Es muy astuto y tergiversa la información para que todo siempre vaya a su favor. ¡Vente conmigo, ella es muy mentirosa!, ¡Ya le dije a él que no podrías ir a su reunión, así que puedes terminar el trabajo que te pedí!

Y así hay multitud de ellos: el temeroso, el rebelde, el sarcástico… y los que nos aportan amor y comprensión, como el amoroso, el tierno, el comprensivo, el dialogante…

¿Con cuál o cuáles de ellos te has sentido más identificada?

Los Egos rechazados

Los Egos rechazados son los que representan esas partes de nuestra personalidad que nos disgusta.

Si la vocecita nos machaca continuamente con “no valgo lo suficiente”, “no sirvo para esto”, “siempre fracaso”, “soy fea y gorda” … y nos lo creemos, esos pensamientos empiezan a formar parte de nuestra falsa identidad. 

Sólo tenemos dos opciones: creerlo o no creerlo. Si le damos credibilidad, nuestra autoestima se caerá por los suelos, si no se la damos nos concedemos la oportunidad de expandir nuestro potencial.

Nuestra realidad es la que elegimos nosotros cuando conectamos con nuestro verdadera esencia. Esa es la que nos guiará por el camino de la autenticidad de nuestro Yo verdadero.

Cuando nos permitimos Ser desde el Yo auténtico, y  dejamos simplemente fluir  esos pensamientos destructivos, restamos importancia a ese ego manipulador que intenta personalizarlo todo: yo…yo …yo… Cuánto más lo adornemos más temerosos e irritables nos volvemos con los demás en un burdo intento de defender ese ego creado y adornado por nosotros.

Otra forma de encontrar nuestros Egos rechazados es cuando nos encontramos criticando a alguien o estamos con alguien que nos saca de quicio. Cuando descubrimos qué es exactamente lo que criticamos del otro o lo que nos saca de quicio, descubriremos lo que rechazamos y es lo que debemos trabajar en nosotros. Solamente encontrando a ese yo opuesto, encontraremos el equilibrio.

Cómo poner límites a tus Egos

1.- Identificar cuáles son los más frecuentes en tu día a día para luego

2.- Sé consciente, escucha y observa cuáles son los tuyos.  ¿Podrías  distinguir entre las diferentes voces de tus egos y la voz de tu Alma? Es todo un proceso de autoconocimiento.

Escoge la voz de tu alma para ser y actuar desde tu esencia

3.- Aquieta tu mente para escuchar la voz de tu Alma y viajar adentro de ti para llegar a ese yo neutro. A veces resulta difícil discernir la verdadera voz del alma con el ruido ensordecedor de los diferentes egos que no cesan en su afán de protagonismo.

4.- Des- identificarte de ellos, porque ¡Ojo! tú no eres ninguno de ellos.

“No permitas que tus Egos se apoderen de tu vida.

El ser humano vive desde su ego y el ego ansía poder”

No se trata de negar al ego, sino de observarlo y  entrenarlo.

Ejercicio práctico para trabajar las subpersonalidades

Este trabajo resulta más sencillo si alguien te dirige. Este es uno de los programas que más me gusta hacer con mis clientes por el impacto que supone enfrentarse cara a cara con tus diferente subpersonalidades. Es un ejercicio revelador y profundo, pero que sin lugar a dudas puedes hacerlo tú sola en casa con excelentes resultados

Te lo explico de forma escueta y sencilla para que lo puedas hacer tú misma. Eso sí, debes ser muy sincera y honesta cuando las respuestas vengan de tus personajes. Tú sin embargo debes mantenerte a la escucha desde tu posición de  Yo observador.

Simplemente necesitas dos sillas, una en la que te sientas tú y la otra que la colocarás enfrente de ti.  Tú permaneces de yo observador, el auténtico, y en la otra silla se “sentarán” tus diferentes subpersonalidades, de una en una. Deberás hacerle preguntas de tipo: ¿para qué existes? , ¿cuál es tu misión?, ¿qué aportas? ¿qué necesitas? ¿cómo te sientes? ¿cuáles son tus mayores obstáculos?, ¿en qué situación te encuentras perdido? ¿Cómo trabajas? y todas las preguntas que se te ocurran. Cuantas más, más profundo será el trabajo.

Cuando el conflicto es tan sólo entre 2 de las subpersonalidades haz el mismo ejercicio con ambas pero por separado, es decir, primero preguntas a una y luego a la otra. Hazle las preguntas anteriores y además se pregunten entre ellas qué es lo que más le molesta de la otra, qué estaría dispuesto a darle, y qué estaría dispuesto a sacrificar por ella. Entabla un diálogo entre ambas hasta que lleguen a un acuerdo y se comprometan a cumplirlo.

De lo que trata este ejercicio es de escucharlas puesto que ellas son los maestras de las que debemos aprender porque son un fiel reflejo de nuestras debilidades, complejos  e inseguridades que debemos superar. Aprendiendo a contemplar las cosas y los hechos de forma neutra sin que nuestro ego nos sugiera de inmediato un sentimiento de aprobación o rechazo, los conflictos internos no serían conflictos sino oportunidades de reflexión.

Aunque parezca complicado he de decir que merece la pena realizarlo. Es un proceso de autoconocimiento potente y profundo. Tomar consciencia de nuestras subpersonalidades para darnos cuenta del papel que interpretamos en cada momento y encontrar un equilibrio entre todos ellos. Observando nuestra obra de teatro podemos dirigirlos a todos como un director de orquesta, desde el equilibrio y la armonía.

Recuperar tu identidad, es el objetivo de este ejercicio.

 

  • Si quieres saber más sobre el tema de las voces puedes leer el libro “Gran Mente Gran Corazón” del gran Maestro Zen Dennis Genpo Merzel. También conocido como Genpo Roshi. Yo he asistido a un retiro con él y realmente merece la pena.

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